Néstor Suárez: EL LIBRE MERCADO PRESERVA LA LIBERTAD

El libre mercado preserva la Libertad
Néstor Suárez
Muchas de las recetas sociales en boga no son sino
las mismas ideas viejas que parten de negar la libre iniciativa individual como
la fuente del progreso. En aras del progresismo se han vuelto a probar, bajo
otros nombres, las mismas fórmulas que nos han conducido en Venezuela y América
Latina adonde estamos. Con ello queda asegurado la perpetuación de la
crisis, de la que viven cada día más políticos, militares, burócratas, asesores
internacionales y organizamos de ayuda del exterior.
En una sociedad, con división
de trabajo, es preciso organizar la convivencia económica que consiga la
asignación eficaz de los recursos, la coordinación de las decisiones y la mejor
selección de los empresarios que las toman. Ello hay que hacerlo mediante
mecanismos que permitan conseguir estos objetivos compatibles con el grado de
libertad deseado. De aquí que el orden económico esté íntimamente relacionado
con el orden social y político de un país.
Cuando el orden político es
de dirección central ( burocracia ), socialista y estatista, nos encontramos
con que las decisiones se toman muy alejadas de los lugares básicos donde se
produce la información. Ello impide la adecuada participación que termina
debilitando el sentido de la responsabilidad y generando motivaciones erróneas
o falta de las mismas. Todo ello hace que las estructuras se vuelvan opacas y
se pierda el rendimiento, se produce una especie de huida colectiva de la
responsabilidad hacia una desmoralización paralizadora de los necesarios
mecanismos de respuesta capaces de curar las enfermedades de unas
organizaciones que terminan volviéndose ineficaces.Cuando el orden político es
de dirección central ( burocracia ), socialista y estatista, nos encontramos
con que las decisiones se toman muy alejadas de los lugares básicos donde se
produce la información. Ello impide la adecuada participación que termina
debilitando el sentido de la responsabilidad y generando motivaciones erróneas
o falta de las mismas. Todo ello hace que las estructuras se vuelvan opacas y
se pierda el rendimiento, se produce una especie de huida colectiva de la
responsabilidad hacia una desmoralización paralizadora de los necesarios
mecanismos de respuesta capaces de curar las enfermedades de unas
organizaciones que terminan volviéndose ineficaces.
Cuando actualmente el
Profesor o el médico están falsamente motivados, ello significa que ambos
tienen ingresos reducidos o muy bajos cuando desempeñan correctamente sus
deberes sociales, y que solo pueden llegar a ingresos elevados si descuidan sus
deberes. Cuando el enfermo lo pasa mejor que el sano, cuando se hace posible
explotar a la sociedad, a través del seguro contra el desempleo,a través del
reciclaje, a través de declaraciones deshonestas, cuando se crean, por lo
tanto, condiciones en las cuales los que trabajan de forma honesta y seria, lo
pasan peor que los que conocen perfectamente todos los pasadizos de nuestro
sistema social, entonces no se crea solamente la ineficacia, sino también la
envidia y el mal humor. El amplio malestar de nuestra sociedad está íntimamente
relacionado con el hecho de que hemos acribillado cada vez más el principio del
rendimiento.
Los beneficios son un
criterio del rendimiento, un instrumento de control. A diferencia del control
realizado a través del mercado competitivo, el que se realiza en los sistemas
burocráticos se apoya en la obediencia. No hay que olvidar que la auténtica
conquista de la teoría clásica de la economía de mercado no fue la eficiencia,
sino la libertad.
Por eso, economistas como
Milton Friedman, Hayek , Ropke y Muller-Armack intentaron , llamar la atención
hacia el hecho de que la conquista real de la economía de mercado no era la
riqueza, sino la libertad.
Por ello cuando se destruye
la conciencia del rendimiento y se rechaza el control a través de la
competencia en el mercado no solo se está destruyendo la base de la economía
racional, sino que, también, se están minando los mismos cimientos de la
legitimación democrática.
En la era de la cibernética,
es decir en la era de la economía informada no hay progreso posible sin partir
del supuesto de la libertad. La libertad no solo es necesaria para el progreso
económico, sino que, incluso, se impone justificar la necesidad de su
limitación en favor de un desarrollo tecnológico que nunca puede realizarse
mediante la renuncia a la independencia de la persona.
La competencia en el mercado
cada vez tiene mayor importancia, no solamente en la asignación eficaz de los
recursos y en la selección de empresarios, sino también que por ser la clave de
un sistema de libertades económicas ( de producción, de consumo, de empresas,
de ocupación, etc ) hace que venga a constituir la pieza básica de la
convivencia política dentro de un orden democrático. Esta es la razón por la
cual nos encontramos ante una institución de carácter público que justifica
tanto la trascendencia y la responsabilidad social de las funciones que el
empresario ejerce en el mismo, como la intervención del Estado para su buen
funcionamientoPor ello cuando se destruye la conciencia del rendimiento y se
rechaza el control a través de la competencia en el mercado no solo se está
destruyendo la base de la economía racional, sino que, también, se están
minando los mismos cimientos de la legitimación democrática.
En la era de la cibernética,
es decir en la era de la economía informada no hay progreso posible sin partir
del supuesto de la libertad. La libertad no solo es necesaria para el progreso
económico, sino que, incluso, se impone justificar la necesidad de su
limitación en favor de un desarrollo tecnológico que nunca puede realizarse
mediante la renuncia a la independencia de la persona.
La competencia en el mercado
cada vez tiene mayor importancia, no solamente en la asignación eficaz de los
recursos y en la selección de empresarios, sino también que por ser la clave de
un sistema de libertades económicas ( de producción, de consumo, de empresas,
de ocupación, etc ) hace que venga a constituir la pieza básica de la
convivencia política dentro de un orden democrático. Esta es la razón por la
cual nos encontramos ante una institución de carácter público que justifica
tanto la trascendencia y la responsabilidad social de las funciones que el
empresario ejerce en el mismo, como la intervención del Estado para su buen
funcionamiento.
Es preciso reconocer que
solamente viviremos un sistema auténtico de mercado, es decir, lo que se conoce
como el sistema de Libre empresa cuando todas las empresas y sectores tengan
las mismas reglas del juego. En otro caso, los empresarios atentos a la
productividad, a la competencia, a los costos y a los precios se desmoralizaran
llegando a destruirse la conciencia del rendimiento, el cual, como ya hemos
dicho, controlado a través de la competencia en el mercado, no solamente es la
base de la economía racional, sino de la convivencia democrática.
Por todas estas razones, la
economía de mercado, entendemos que a quien beneficia no es solo a la eficacia,
a la selección de los mejores empresarios , sino que lo verdaderamente esencial
quizá sea el beneficio que reporta a la estabilidad dinámica de la convivencia
económica, social y política dentro de un orden democrático.
Un ejemplo del beneficio que
genera una economía de libre mercado, lo tenemos en la sociedad alemana después
de segunda guerra mundial. Después de la ceguera del criterio económico
planificador y socialista, surgió una gran fuerza dinámica que se encendió en
el pueblo alemán tan pronto como éste pudo recobrar la conciencia del valor y
dignidad de la libertad. Alemania en 1948 , al igual que Venezuela hoy en día ,
estaba aniquilada y convertida en un Caos de tal naturaleza, que nadie que no
lo haya presenciado puede imaginárselo. Por eso Alemania que tiene muy claro lo
que significa tener una economía de mercado y una sociedad libre, han asumido
sin ambigüedad ni complejos, una línea dura y clara en cuanto a apoyar a
Venezuela para que consiga salir de ésta tragedia y destrucción, y pueda
construir una economía de libre mercado para crear prosperidad.
Lo que necesitan nuestros
países en Latinoamérica y en particular hoy Venezuela es un ” milagro
económico” que nos permita 1.- ser independientes de los vaivenes de la
geopolítica en que nos metió este régimen socialista, 2.- erradicar la pobreza
que nos agobia, y que es el caldo de cultivo de la subversión, y 3.- integrarnos
al Primer Mundo, no en medio de modelos o recetas ideológicas erradas,
sino a través del libre comercio y de la cooperación voluntaria y pacífica.
Pero , sobretodo necesitamos crear las condiciones que permitan enfrentar el
reto del crecimiento económico y brindar verdaderas oportunidades para
progresar a los jóvenes.
Ese ”milagro económico” es la
libertad para que cada quien pueda buscar su felicidad, no hay misterio en el
éxito.
El progreso es la simple
consecuencia de las decisiones de todas las personas que buscan mejorar su
propia condición, en un medio social de respeto a los demás.
El milagro se produce cuando
las instituciones sociales positivas , como el Estado, las leyes, las
organizaciones empresariales, las aduanas, los impuestos, etc , no van contra
la naturaleza espontánea del orden de la libertad.
Ya las excusas se le
terminaron a quienes no aceptan que el Libre comercio o mercado y una economía
competitiva si funcionan sobre todo para elevar el nivel de vida de los más
pobres.
Cada vez, incluso son más los
países socialistas que optan por un régimen híbrido, en el cual la esfera
económica pasa a manos capitalistas y la política sigue siendo vertical y
monopartidista.
En los últimos años, su
discurso ya no gira en torno a si es eficiente o no el Capitalismo creando
riqueza ya que, al parecer , se han dado cuenta que negar lo evidente ni es
romántico mi atrae seguidores.
Hoy en día son cada vez más
los países socialistas, como China, Vietnam, Albania, los Ex miembros del Pacto
de Varsovia, que optan por economía de mercado y propiedad privada.
Los venezolanos no podemos
seguir esperando más destrucción y humillación. El paraíso socialista no es de
este mundo. No existe.
Podrán pasar siglos y pasar
gobiernos, lo que no pasará nunca será la forma o receta de crear prosperidad y
de crear riqueza.
La verdadera esperanza de los
pobres es la economía de Libre Mercado.
Un cambio de rumbo, cualquiera que éste sea, requiere de dos cosas : deseo y conocimiento. El deseo de algo diferente, algo mejor, solo es posible si tenemos el conocimiento de la existencia de esa otra alternativa, esa otra opción. Venezuela si lo desea no lo termina de demostrar, y si lo conoce le ha Sido indiferente. Su pasado estatista, socialista democrático, y ahora socialista y comunista , ha Sido demasiado grande, pesado y nocivo. Hoy en día muchos países han demostrado que si es posible construir un Rumbo Propio a la prosperidad , y de paso han confirmado que solo una economía de mercado beneficia a la sociedad y garantiza la libertad y la convivencia democrática.
El
autor, es el Dr Néstor Suárez quien es el presidente de nuestro partido y tiene
estudios de post grado en universidades de gran prestigio de Europa y de los
Estados Unidos de América (Ph.D in Economics).
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