19 de junio 2023 EDITORIAL.- ES EL MOMENTO PRECISO PARA NUESTRA OPORTUNIDAD
EDITORIAL
ES EL MOMENTO PRECISO PARA NUESTRA OPORTUNIDAD
Poco
a poco se va estrechando en Venezuela el espacio para los análisis, los
diagnósticos y las diferentes interpretaciones de la realidad. La mayoría de
los análisis y diagnósticos coinciden. Y coinciden porque la realidad ya es
inocultable. La quiebra institucional del país salta a la vista. El
futuro de las promesas de ayer es la realidad de hoy, quedando claro que con
esta versión de la democracia ni
se come, ni se cura, ni se educa. Han
pasado las épocas en las que se podían minimizar estos fenómenos tratando de
taparlos con alguna promesa esperanzadora.
En
Venezuela no están fallando aspectos parciales. Lo que está fallando, lo que
nació fallado de entrada, es el sistema mismo. Construido sobre quimeras que
nunca fueron más que hermosas expresiones de deseos; alimentado por utopías
infantiles cuya inviabilidad política ha quedado palmariamente demostrada;
sostenido por una cantidad increíble de hipocresía y eternamente dependiente de
decisiones externas cuyo objetivo jamás coincidió con el interés nacional. El
sistema sociopolítico actual — o el "proceso" como han dado en
llamarlo — son sencillamente insostenibles.
En
primer lugar, lo que hay que tener en claro es que una crisis sistémica no
representa un problema sencillo. Si queremos construir un buen sistema
relacional, tenemos que conocer la diferencia entre lo urgente y lo
importante; tenemos que saber qué debe hacerse primero y qué debe hacerse
después; tenemos que saber qué está bien y qué está mal y, por último,
también tenemos que saber por qué está bien lo que se acepta y por qué está mal
lo que se rechaza.
La
política es lo importante. En
Venezuela la economía anda mal porque la política anda peor. No es la política
la que anda mal porque la economía es un desastre. La economía Venezolana no
arranca porque no hay decisión política para hacer lo necesario a fin de
que arranque o, mejor dicho, no hay ni suficiente poder político ni suficiente
voluntad política para tomar las medidas que la hagan arrancar y funcionar
decentemente. Peor todavía: ni siquiera hay una estructura política
institucional medianamente satisfactoria a través de la cual eventualmente
podría canalizarse una voluntad política orientada a recuperar la capacidad
económica del país.
Consecuentemente,
lo primero que Venezuela necesita es una estructura de poder político
correcta que permita tomar las medidas necesarias para restaurar a la economía.
En otras palabras: la recuperación del poder político es la condición
necesaria que forzosamente debe preceder a la reconstrucción económica. De
otro modo, las decisiones políticas tomadas carecerán de credibilidad; la falta
de credibilidad inevitablemente se traducirá en falta de confianza y no hay
economía en el mundo entero capaz de funcionar sobre la base de la desconfianza
y la incertidumbre.
Desde
el momento en que el órgano del poder político por excelencia es el Estado, la
primer propuesta tiene que ser, pues, la de restaurar al Estado. Y
restaurarlo no significa ni desmantelarlo para tener un Estado ineficaz pero
barato; ni significa tampoco inflarlo hasta dimensiones elefantiásicas para
tener un Estado muy benefactor pero ineficiente y, por añadidura, carísimo. Lo
que necesitamos es un Estado correctamente dimensionado que cuente con:
* El poder necesario para superar
las divergencias internas y lograr una síntesis de las fuerzas y los intereses
contrapuestos que desgarran a la sociedad.
* La capacidad de planificar a
largo plazo en función de un futuro positivo para el país, con planes
estratégicos coherentes que no resulten tergiversados después a propósito de
cada coyuntura electoral.
* La autoridad moral y el prestigio
necesarios para conducir a la Nación construyendo consensos alrededor de objetivos
concretos y viables.
La
restauración del Estado implica, así, tres grandes metas:
1. Restaurar las estructuras del
poder político para que las decisiones necesarias se puedan tomar en tiempo y
forma; y para que, una vez tomadas, se las pueda hacer cumplir de un modo
efectivo y persistente.
2. Realizar el planeamiento
estratégico para establecer un nuevo Proyecto de Nación con metas,
objetivos, cronogramas, recursos y responsabilidades.
3. Poner la ejecución en manos de personas
capaces y honestas, cuya personalidad, cuyo comportamiento y cuya idoneidad
profesional generen la certidumbre necesaria para recuperar la confianza y la
fe en el futuro.
El destino de Venezuela, como futuro en el que todos podamos convivir, está seriamente en riesgo. Por eso, ningún esfuerzo debe dejar de intentarse para construir un proyecto que nos comprometa a todos para que todos nos veamos realizados en él, que nos permita edificar el mañana al cual tenemos derecho, y que supere el odio y la exclusión para abrir paso a otro tiempo por vivir.
Inspirados en la visión de una democracia comprometida con el desarrollo y la equidad. En Rumbo Propio nos planteamos sumar nuestro esfuerzo al de todos los hombres y mujeres de nuestro país y en especial al de los más desposeídos que han despertado a sus ilimitadas potencialidades, para fundar un consenso que marque el rumbo alternativo del país que queremos y en el cual inscribamos las luchas por venir.
Cambiar el camino que lleva Venezuela es la gran tarea. Prosperidad Democrática para todos. Capitalismo Liberal, la única y verdadera esperanza de los pobres. Con un Nuevo Ideal Nacional: Orden, Disciplina, Honestidad, Educación, Trabajo, Propiedad, Constitución y Patria.
Tenemos con que y vamos con todo apuntalando las aspiraciones presidenciales de la DAMA DE LA ESPERANZA, María Corina Machado para gobernar este país y saldremos adelante en la construcción de la Nueva República de la Venezuela Posible.
Vamos todos en la Ruta Ciudadana del Reto 2024.

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